Que se jodan

Domingo por la mañana. Salgo de casa y me encuentro en la calle al vecino de enfrente, que además es amigo. Hace un sol agradable, ni un pelo de aire y una temperatura de quitarse el chaquetón. Vaya día que hace, le digo. Esto es una pasada, me contesta, pero no es nada bueno para el campo, los árboles están locos, no saben si florecer o no, luego vendrán las heladas y ya verás, encima de que hace meses que no llueve en condiciones. Bueno, al menos queda algo de agua en el pantano, le digo, que fíjate cómo están en Barcelona, sin gota de agua. Que se jodan, me dice él, tanto dar por el saco con la independencia y la amnistía ni se han enterado que no llovía desde hace años, ahora que se jodan.

Seguro que esa misma respuesta la darían muchos españoles si les preguntasen por la sequía en Cataluña y sin embargo no dirían lo mismo en el caso de Andalucía que anda parecido en flojera hídrica. Lo que uno siembra es lo que recoge y hace ya tiempo que la simpatía e incluso la empatía con los catalanes se ha visto muy tocada por las actuaciones y las manifestaciones poco amistosas de los líderes indepes, haciendo olvidar a muchos que solo representan a la mitad de los catalanes a pesar del ruido constante que meten.

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Con un gobierno central volcado en contentar a sus socios indepes, especialmente a Junts, la sequía va a resultar otro nuevo empuje para ese ‘que se jodan’ que refleja la mala leche que provocan las desigualdades cuando favorecen a determinados territorios. Las últimas noticias del culebrón PSOE-Junts son una ministra, la de Transición Ecológica y Reto Demográfico, que se ha ido rápidamente a Barcelona para asegurar que el gobierno no dejará que falte agua allí, que va a poner 500 millones para hacer un par de desaladoras y que mientras, los barcos que haga falta llevarán agua desde Sagunto (Valencia). Por cierto, sin que tenga que ver nada con la sequía pero sí con el ‘que se jodan’, el presidente también ha anunciado que llevará al Congreso la reforma de la Ley de Enjuiciamiento para que se tramite más rápido la amnistía de Puigdemont & Co.

Quieras que no, es cierto que la reacción de los gobiernos ante la escasez de agua en una parte de Cataluña debería haberse producido hace muchos meses. En 2022 el Ayuntamiento de Barcelona se felicitaba porque el consumo de agua potable del área metropolitana se había situado en 91,5 millones de metros cúbicos, un 12% menos que en 2007. Esto supone que cada día se consumen 250.000 litros de agua, lo que en verano, plena temporada turística, será seguramente más y en invierno menos. Intentar suministrar ese agua llevándola en barco desde la desaladora de Sagunto es una entelequia porque la capacidad de la planta no da para eso ni de lejos y además, contando que un barco transporta 20.000 litros, solo hay que hacer una división para comprender que más valdrá que llueva pronto. Por no citar las numerosas obras de canalización necesarias para que el agua llegue desde la planta al puerto valenciano y desde el puerto a la red de suministro barcelonesa, además de la adecuación de los barcos para transportar agua potable. Y todo esto sin tener en cuenta al resto de Cataluña que sufre sequía y que no es Barcelona.

No hay que dejar a nadie que se joda, como decía mi vecino, y menos si estamos empeñados en demostrar a los indepes que son tan españoles como cualquiera del resto de España, pero sí que hay que exigir coherencia a la hora de gastar el dinero público en ciertas cosas, que no voy a recordar ahora, en vez de hacerlo en otras que sí son necesarias, y después exigir que sea el Estado quien vaya tapando agujeros.