Protestas y etiquetas

Una escena callejera, escena imaginada: una calle poco transitada, media mañana, un hombre negro discute con una mujer blanca que podría ser su pareja. En un momento determinado los gritos suben de tono y el hombre negro le pega una bofetada a la mujer y la tira al suelo, entonces, acalorado y cabreado, comienza a darle patadas y a insultarla. Un grupo de amigos que casualmente pasan por allí se dan cuenta de la situación y corren hacia el hombre negro, le pegan unos golpes, lo sujetan y lo bloquean contra el suelo recriminándole su actitud.

Preguntas: ¿los amigos que golpean al hombre negro son racistas?, ¿los amigos son feministas por salvar a la mujer?, ¿se puede ser feminista y racista a la vez?, ¿es necesario colgar una etiqueta a los amigos?. Al parecer sí es necesario, porque en esta sociedad en que vivimos (me refiero a nivel planetario) siempre hay que etiquetar a todo el mundo y todo lo que ocurre. No son etiquetas inocentes, sino que son etiquetas que quien las cuelga siempre lo hace como los grandes almacenes que ocultan en ellas una alarma que pita en determinadas circunstancias, son etiquetas con muchos intereses invisibles metidos en su interior.

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